Una de las cosas que hemos incorporado de la repostería del resto del mundo y que me encanta, son los muffins. Los muffins son originarios de Inglaterra, lugar donde es muy común degustarlos en el desayuno o a media tarde y son esa especie de magdalena de sabor algo menos dulce y que en muchas ocasiones contienen trozos de fruta en su masa. Poseen una miga muy característica, densa pero al mismo tiempo increíblemente jugosa. Y esta textura solo la conseguimos durante el proceso de elaboración de los muffins, en el que mezclaremos por un lado los ingredientes secos y por otro lado mezclaremos los ingredientes líquidos para después incorporar brevemente estos últimos a los ingredientes secos.
Nosotros hoy vamos a utilizar además harina de maíz para elaborar este delicioso dulce. Pero no confundamos la harina amarilla del grano de maíz que es la que hoy nos interesa, con la maicena que es la fécula del grano de maíz ya que su comportamiento en repostería es completamente diferente de la harina propiamente dicha.
Puedes poner un poco de azúcar o frutos secos como almendras o nueces troceadas en la superficie de los muffins justo antes de introducirlos en el horno.